Hay excursiones de Las Vegas al Gran Cañón que no son lo que usualmente se espera. Uno piensa que mirará a la pareja de recién casados buscando un romántico paraje, deportistas avezados en busca de un nuevo reto en las profundidades de la cañada, turistas que desean conocer una de las más grandes e imponentes maravillas de la naturaleza, pero nadie pensaría que existen voluntariados de muchos tipos que asisten al Gran Cañón.

Este grupo de individuos desinteresados visitan el Gran Cañón con el propósito de asistir en tantas cosas que hacen falta. Como una magnífica forma de dar estas personas donan su valioso tiempo, como el secretario del Interior, Ryan Zinke que liderará un proyecto para pintar seis cabinas construidas en 1930. Este tipo de actos permiten mostrar el lado humano del político, al mismo tiempo que hace conciencia en los ciudadanos para valorar un parque nacional de titánicas proporciones que requiere muchos cuidados para mantener el área en óptimas condiciones.

En ocasiones anteriores en las que no se ha aprobado el presupuesto anual, los parques nacionales, desde el Gran Cañón hasta Gettysburg, Acadia y los Everglades son los primeros en sufrir las consecuencias. En el cierre de gobierno del 2014, más de 715,000 visitantes se vieron afectados al cerrarse 401 parques nacionales. Visitas escolares, excursiones de Las Vegas al Gran Cañón, viajes e innumerables servicios y empresas se vieron afectados. Fue gracias a las donaciones y a voluntariados que algunos parques pudieron mantener sus puertas abiertas.

Las asociaciones permiten donaciones para restaurar caminos en mal estado, para que se coloquen baños (una verdadera salvación cuando realmente se necesitan), bancas, recolocación de plantas nativas para realzar la vista mediante un paisajismo profesional y de la mejor calidad, mayores estacionamientos, acceso a sillas de ruedas; todo ello es posible gracias a las donaciones de personas que desean un parque más bello y mejor cuidado.

La flora del Gran Cañón es diversa y variada, muchas plantas son endémicas del lugar, siendo unas 63 catalogadas como raras o en peligro de extinción. Gracias a las profundidades dentro del cañón de 5,000 pies la cantidad de flora es el equivalente de tomar una expedición de Canadá hasta México; estamos hablando de más de 2,000 especies de plantas, entre ellas 167 son de especies de hongos, 64 especies de moho y 195 especies de líquen. Los voluntarios cada año con sus propias manos reforestan y cuidad del jardín botánico. La casa botánica no está abierta al público en general, pero los voluntarios tienen acceso para ayudar en el mantenimiento, asistir en las operaciones y recolectar semillas. Las plantas endémicas son muy valiosas pues en ellas puede encontrarse un componente medicinal que cure alguna enfermedad, conservar la flora es una importante labor que los voluntarios realizan incansables, recorriendo amplias zonas hasta encontrar la planta que hay que proteger.

Otros voluntarios se enfocan en salvar vidas; año con año la falta de información hace que algún visitante tenga que ser rescatado, usualmente se debe a que la persona no supo cuáles eran sus limitaciones físicas en un lugar tan bello pero tan duro. El grupo de voluntarios de Búsqueda Preventiva y Rescate (PSAR por sus siglas en inglés) apoyan educando a los visitantes sobre las condiciones extremas que enfrentarán en su travesía. Todos cuentan con entrenamiento de paramédicos para poder auxiliar en alguna emergencia. Ellos van por las rutas y abordan a los viajeros con simples preguntas como ¿Sabe qué tan lejos es su caminata? ¿Cuánta agua lleva para el camino? ¿Sabe a qué temperatura se encontrará en el trayecto? Es asombroso pues muchas personas, apunto de entrar al cañón se enteran de que su caminata durará varias horas y no tienen el agua suficiente para el trayecto. Estos valientes voluntarios han ayudado a más de 28,991 personas a tomar mayores precauciones y prevenido futuros problemas.

La labor que realizan los voluntarios es realmente valiosa y han logrado bastante, pero aún hay mucho por hacer. Las noches en el Gran Cañón son realmente únicas, pocos lugares en los Estados Unidos ofrecen noches llenas de estrellas. Un tercio de la población del mundo ya no puede ver la vía láctea, 80% de los norteamericanos voltean al cielo y ven tan solo unas cuantas, las más brillantes estrellas. Para preservar estas noches oscuras y únicas, se busca otorgarle estatus de Parque de Cielo Oscuro. El estatus se obtendrá cambiando luces para reducir la contaminación de luz en un parque de más de un millón de acres, lo que resulta un verdadero reto. Para obtener el estatus para 2019, se requiere cambiar 1,500 fuentes de luz, reducir la intensidad de algunas luminarias y remplazar 3,500 luces que no se adhieren a los lineamientos de Parque de Cielo Oscuro.

Otra labor no menos importante es la creación de un programa que permita celebrar la herencia cultural de las tribus ancestrales que han habitado la región, conmemorar a los Indios Pueblo así como a los nativos americanos que aún viven allí y luchan por preservar sus tradiciones. El programa fue votado como uno de los más valiosos proyectos de preservación de parques nacionales y recibió fondos para restaurar los murales del Watchtower. El objetivo ahora es completar la restauración de las estructuras y los murales, creando nuevos espacios como un centro cultural o una plaza que permita al visitante tener una experiencia inmersiva. También se desea educar a los jóvenes de las tribus y ofrecerles mejores oportunidades de empleos.

Así que mientras los turistas van y vienen, realizan excursiones de las Vegas al Gran Cañón detrás de todo ello hay grupos de voluntarios que ayudan a mantener los parques en las mejores condiciones posibles, cuidan del bienestar de los visitantes con consejos y entrenamiento para auxiliarlos en caso requerido, cambian luces, limpian bancas y recolectan semillas con el propósito de contribuir con “su grano de arena” para preservar el Gran Cañón para nosotros y asegurarse también que se le entregue en las mismas condiciones a las generaciones que vienen, con la esperanza de que ellos hagan lo mismo por años venideros.